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11 ago 2008

DEFENDIENDO LOS DERECHOS Y A LOS ESTRECHOS DEL RIO COBRE

Especial para Corresponsales Indígenas

Panamá, Panamá.- El pasado 8 de agosto de 2008 (8/8/08) el Movimiento Campesino en Defensa del Río Cobre (MOCAMDERCO) realizó por espacio de 3 horas una manifestación pacífica a las alturas del puente del Río Cobre en la Carretera Panamericana, Provincia de Veraguas.
A la misma se apersonaron en el siguiente orden La Policía Nacional, comunidades campesinas afectadas, autoridades locales, aspirantes a puestos de elección, diputados y La Defensoría del Pueblo. Los antimotines llegaron desde un día antes de la manifestación con 2 carros llenos de unidades, con el supuesto de conservar de guardar el orden público en una región campesina pobre pero no criminal. Los grandes ausentes por conveniencia fueron la Gobernación de la Provincia y la Autoridad Nacional del Ambiente.
La denuncia y vigilia se extenderá hasta el 8 de septiembre con un campamento campesino de mucho sacrificio a orillas de plena Carretera Panamericana que demostrará la vigencia y fortaleza de nuestra lucha iniciada hace 5 años, bajo el lema: Agua, Tierra y Compromiso. Es justo y necesario un cambio de actitud frente al gran impacto que le estamos ocasionando a nuestro planeta y un grito contra la exclusión social que vivimos en un país tan rico pero desigual como lo es nuestra patria panameña. Por ello nos unimos al descontento nacional de las clases humildes.
Como moradores de los corregimientos del Rincón de las Palmas, Cerro de Plata de Cañazas y San Bartolo de la Mesa, afectados desde hace 5 años por la represa más impopular de todos los tiempos en la provincia de Veraguas, queremos manifestar ante la prensa nacional e internacional, ante el gobierno central que preside MARTIN TORRIJOS, la asamblea nacional de diputados, los gobiernos locales de los distritos de la Mesa, Las Palmas y Cañazas, las organizaciones y movimientos sociales nacionales e internacionales, los organismo de derechos humanos y los agentes financieros de proyectos hidroeléctricos lo siguiente:
El total repudio al proyecto HIDROELECTRICO Los Estrechos S.A.
Declaramos que el Río Cobre NO ES NEGOCIABLE. Con la represa de Eduardo Vallarino y su comitiva NO HAY TRATO porque atenta contra el carácter natural de nuestro Río, la paz social de nuestras comunidades y el respeto a la democracia.
Rechazamos y condenamos la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental del proyecto hidroeléctrico del Río Cobre a pesar de todos los esfuerzos que hicimos para que llegará a oídos de tod@s nuestra oposición.
Exigimos a la ANAM que no apruebe la concesión de agua solicitada por la empresa y así evitar enfrentamientos y situaciones difíciles para todos. Por las malas prácticas y terquedad de un empresario, seguimos afligidos todos y la ANAM sigue aumentando su impopularidad a nivel nacional.
Estamos dispuestos a llevar esta lucha hasta el sacrificio último y tendrá este gobierno o el que venga que declarar una expropiación masiva y sacarnos a la fuerza de nuestras casas para que el Pueblo Panameño y la comunidad internacional se entere de este atropello.
DEMANDAMOS que se devuelva la paz a nuestras comunidades anunciando públicamente que este proyecto será sacado de circulación y que el Río Cobre se declare por resolución del Consejo Municipal de la Mesa y Las Palmas reserva hídrica de la Sabana Veraguense, para acabar con los conflictos internos y evitar hechos lamentables.
Repudiamos el uso de la Policía Nacional como medio de coerción e intimidación de la población campesina que se manifiesta pacíficamente por defender su territorio y recursos naturales y no para robarle ni atentar contra el pueblo panameño.
Depositamos nuestra confianza en Dios como cristianos, de que nos llegará un nuevo día, donde podamos gritar libertad junto al Río Cobre.

NO A LA EXPROPIACION DE TIERRAS Y VENTA DE NUESTROS RIOS
MOVIMIENTO CAMPESINO EN DEFENSA DEL RIO COBRE

Indígenas debaten sobre equidad de género y recuerdan a mujeres violadas

San Luis Potosí, SLP., (Agencia CIMAC).- En el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, celebrado en la ciudad de San Luis Potosí el pasado 9 de agosto, se llevó a cabo la clausura del “Segundo Encuentro Nacional de Jóvenes Indígenas. Liderazgos Emergentes”, donde asistentes de veinte estados del país debatieron sobre la condición de las mujeres indígenas, entre otros temas.

Luego de debatir en siete mesas de trabajo sobre Equidad de género, Migración e identidad, Lengua materna, Educación intercultural, Patentes y propiedad intelectual, Jóvenes Indígenas y Desarrollo Sustentable, las y los asistentes anunciaron también la ceración de una Red de Jóvenes Indígenas, de acuerdo con información de Paulina Díaz, enviada de la Agencia Internacional de Prensa Indígena (AIPIN).

María Eustacia Salvador Secaida, indígena tenek habitante de Huehuetlán, de 26 años y colaboradora de un programa en Radio XEANT, la voz de las Huastecas, estación ubicada en Tancanhuitz de los Santos, coincidió con las y los jóvenes indígenas que asistieron al Encuentro en que se enfrentan al reto de preservar las lenguas y los trajes tradicionales de sus regiones.

María Salvador comentó que las y los jóvenes de su comunidad se trasladan a Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal a laborar como trabajadoras y trabajadores del hogar, en la jardinería y como obreros de la construcción.

Ella es licenciada en Derecho, y participa activamente con los habitantes de su comunidad invitándolos a que reciban los cursos de capacitación para formación de empresas que imparten los Programas Especiales para la Seguridad Alimentaria a través de la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural AC de San Luis Potosí.

EN GUERRERO

Por otra parte, en Guerrero, también con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, diversas organizaciones de la región, al hacer un balance sobre la situación de sus comunidades, recordaron que están aún pendientes los casos de las mujeres mep´haa (tlapanecas) de Ayutla, Inés y Valentina, quienes fueron violadas por solados del Ejército mexicano y que, al no encontrar justicia en México, tuvieron que acudir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

De acuerdo con información del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, recordaron asimismo que sigue sin resolverse la muerte de Lorenzo Fernández Ortega, hermano de Inés ambos miembros de la OPIM, una organización que lucha por la reivindicación de los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Tiene problemas de erosión 70 por ciento del territorio nacional: especialista UAM

México, DF., (Milenio Diario).- Una de las razones de la pérdida de suelos es la deforestación. Foto: EspecialCiudad de México.- Del total del territorio del país cerca de 70 por ciento presenta problemas de erosión, alertó Fernando de León González, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El jefe del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la UAM Xochimilco urgió a desarrollar técnicas que reviertan este problema, al participar en el II Seminario "Agroecología y su aplicación en tecnologias de bajo impacto ambiental".

El investigador estableció que una de las principales razones de la pérdida de suelo se debe a la deforestación. A manera de ejemplo, dijo que está presente en el Distrito Federal en las delegaciones de Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta donde aún se desarrollan actividades agrícolas.

En un comunicado, precisó que los suelos de la zona montañosa del sur del Distrito Federal "son depósitos de arenas y cenizas volcánicas de 15 mil años", y por tanto no han evolucionado; "se trata de pedacitos de roca llamados arenas o limos que el viento levanta fácilmente".

Los suelos volcánicos arenosos como los de la citada zona presentan un comportamiento mecánico que conduce a niveles altos de compactación que afectan el crecimiento de plantas.Señaló que el cuerpo académico "Calidad de agua, suelo y sustratos" de la UAM impulsa un proyecto para evaluar los mecanismos mediante los cuales las propias raíces y rastrojos retienen el suelo.

Lo recomendable para los productores y las instancias encargadas del desarrollo rural es no destruir ese rastrojo al término de las cosechas, ya que provoca que el suelo vuelva a quedar pulverizado; lo adecuado es quitar la maleza de manera superficial y en su momento volver a sembrar.

Ante ello, es necesario mantener la cubierta vegetal de planta cultivada, en el caso de suelos agrícolas. El grupo de investigación realiza estudios en la zona de Tulyehualco, donde existen áreas representativas de suelos volcánicos arenosos de reciente formación, con una incipiente evolución mineral, sin arcilla y con cultivos de amaranto, planta de alto valor nutritivo.

"Hemos comprobado en los propios campos de los productores que el rastrojo de estas plantas mantiene el suelo adherido tres meses después de la cosecha", condición que debe ser aprovechada para retener la tierra el mayor tiempo posible, enfatizó el académico.

Vigilan policías El Mezquital

Ixmiquilpan, Hgo., (Reforma).- Para evitar nuevos enfrentamientos entre indígenas de los municipios de Ixmiquilpan y Chilcuautla, al menos 500 policías resguardan la zona ubicada en el Valle del Mezquital, en donde el viernes se registró una trifulca de la que resultaron cinco heridos de bala.

Las comunidades La Estancia y El Alberto, sitio turístico debido a las aguas termales y por las caminatas que simulan la travesía de indocumentados en su intento por internarse a los Estados Unidos, disputan la posesión de 81 hectáreas de tierras de cultivo.

El Alcalde de Ixmiquilpan, José Manuel Zúñiga, advirtió que en la zona pueden ocurrir más enfrentamientos.Los indígenas de La Estancia pelean la propiedad del predio, sin embargo, en el Registro Agrario Nacional, no existe antecedente que considere a la localidad de "La Estancia" como comunidad agraria dotada por alguna resolución presidencial.

Cabe destacar que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) cuenta con un levantamiento topográfico y plano catastral de la zona de riesgo, pero en ningún apartado señala límites territoriales entre La Estancia y el Alberto debido a que sólo existe un perímetro del decreto expropiatorio.

Por otra parte, el Registro Agrario Nacional, se ha deslindado de toda responsabilidad para coadyuvar a la solución de este problema de tierras debido a que las 81 hectáreas se encuentran fuera del régimen comunal.

Esta información fue dada a conocer a las partes en conflicto y se pactó con ellos apenas el 6 de agosto que ningún grupo invadiría esta extensión de tierra, hasta que no hubiera un acuerdo previo.Sin embargo, el pasado viernes unos 300 indígenas de El Alberto, dirigidos por su delegado municipal, Salvador Reyes Bautista, quienes bloquearon el acceso principal con tierra y piedras, prohibieron el paso a vehículos y personas ajenas a la comunidad y ahí se originó el enfrentamiento en el que quedaron en medio del fuego cruzado agentes de Seguridad pública estatal que pretendieron evitar el zafarrancho.

Tras los disparos resultaron heridos los agentes Jorge Santos y Juan Manuel Morales, de la agrupación Fuerza de Tarea, quienes fueron trasladados al Hospital General de la región.Así mismo, dos pobladores de la comunidad de La Estancia y uno más de El Alberto resultaron lesionados.

El conflicto en la zona tiene su antecedente desde hace varías décadas. Un informe del gobierno estatal, indica que de acuerdo con los antecedentes, el decreto presidencial del 21 de noviembre de 1973 mediante el que se expropian por causa de utilidad pública a favor del Gobierno Federal una superficie de 27 mil 885 mil hectáreas para construir el sistema de riego y establecer el Plan Hidráulico, ubicado en los municipios de Chilcuautla, Ixmiquilpan, Alfajayucan y Tasquillo, Hidalgo.

Pero para 1980, fue ordenada la desincorporación de los terrenos que fueron expropiados para compensar a los afectados que acreditaron su derecho a la indemnización en especie misma que culminó con escrituración notarial de "donación en compensación" otorgada por el Gobierno Federal.

Estafan en Istmo a 160 indígenas

Ciudad Ixtepec, Oax., (Reforma).- Hasta el momento se han iniciado 160 denuncias por fraude contra dos personas de origen dominicano quienes, haciéndose llamar "hermanos De la Cruz", prometieron curar y después hacer millonarios a decenas de indígenas de la región del Istmo.

La agente del Ministerio Público en esta ciudad, Miriam Alonso Pacheco, informó que las denuncias son por el delito de fraude."Son muchas las personas que resultaron afectadas por los hermanos De la Cruz, y se siguen levantando denuncias en sus municipios para agilizar los expedientes", dijo.

Sostuvo que indígenas de San Miguel Chimalapas, San Dionisio del Mar, Guevea de Humboldt, Santa María Guienagati, Tehuantepec, Juchitán, San Mateo del Mar y Salina Cruz fueron timados por estas dos personas.

"Les quitaron su dinero a cambio de que los iban a sanar de diversos males; a otros les prometieron aumentar su dinero por un millón de pesos, y varias personas perdieron el dinero que les dieron a estos dos sujetos", abundó.

La funcionaría expuso que se coordinan en todas las agencias del Ministerio Público, así como con la Agencia Estatal de Investigación, para dar con el paradero de estos dos defraudadores; sin embargo, hasta el momento no tienen pistas de ellos.

Y es que, durante más de un año, estos sujetos que se hacían llamar Javier y José de Jesús de la Cruz se anunciaron en una radio local invitando a la gente a visitarlos con la promesa de que iban a curar su males físicos y espirituales.

Durante ese tiempo se ganaron la confianza de la gente al darle remedios caseros para diversos males, e iniciaron la visita a las comunidades, en donde empezaron a agrupar personas, a las que les ofrecieron multiplicar su dinero en determinado tiempo.

Los dos dominicanos rentaron una casa en donde daban sus consultas; sin embargo, durante todo el año vivieron en un hotel.Empleados de los defraudadores revelaron que el dinero que cobraban por los trabajos espirituales, lectura de cartas y de mano y por la venta de medicina naturista la guardaban en cajas de cartón, y nunca la depositaron en alguna institución bancaria.

"Los dos dominicanos siempre andaban en una camioneta Lincoln y una Gran Marquis de modelo reciente, lo que hizo que los indígenas no desconfiaran de ellos porque siempre aparentaron ser personas de dinero", dijo un ex empleado.

Para la socióloga Marina Meneses Velásquez, investigadora de las costumbres étnicas en el Istmo, la perdida de los lazos comunitarios y la falta de autoconfianza ha llevado a los indígenas a creer en charlatanes.

"Por un lado la falta de autoconfianza en su propia comunidad y por otra las perdidas de las relaciones económicas de subsistencia al consumo comunitario han hecho que hoy sean víctimas de charlatanes", dijo.

Sostuvo que los indígenas han fincado sus esperanzas en el dinero y en el desarrollo orientado a una política de gran mercado, olvidándose de sus valores comunitarios, lo que los ha puesto más susceptibles en confiar en este tipo de personas, que les ofrecen curar sus males y obtener dinero.

'Nos prometieron un millón de pesos'Con su maleta a cuestas, don José, originario de Salina Cruz, llegó puntual a su cita, pero su sorpresa fue que los hermanos De la Cruz, quienes lo habían citado, ya se habían ido del lugar.

A él y a decenas de personas más los citaron el martes 22 de julio a la casa donde atendían los dominicanos, a la que fueron tantas veces, pero en esta ocasión la cita era para partir a la Ciudad de México a cobrar su millón de pesos.

"A mí me dijeron que pasara hoy, pero ahora dicen que ya se fueron, y nadie nos va a regresar nuestro dinero", dijo.

Sostuvo que en su caso llegó con ellos por el anunció que tenían en la radio; tenía graves dolores, y le dijeron que le habían hecho un mal y que ellos lo iban a curar. "Llegué con una veladora blanca y 50 pesos, pero después de que te revisan y ven tu mano, te empiezan a pedir dinero; primero fueron 2 mil, luego 5 mil, y así me estuvieron sacando dinero", abundó.

Hace tres meses empezaron a reunir a las personas, diciéndoles que quienes invirtieran su dinero con ellos los harían millonarios, que les devolverían un millón de pesos por cualquier cantidad de dinero que dieran.

Sin embargo, el día de la cita recibieron la noticia de la propietaria de la casa de que ésta ya estaba desalojada y que los hermanos De la Cruz ya se habían ido de la ciudad.

Cuando los hermanos De la Cruz empezaron a promocionarse en las radios regionales, ofreciendo curar enfermedades, deshacer maleficios y darle bienestar, pedían sólo una veladora y 50 pesos.

"La realidad es que la vela y los 50 pesos eran un gancho; ya aquí te pedían de mil a 3 mil, y todo el dinero que te pudieran quitar", dijo otro de los afectados.A doña María, una indígena zapoteca originaria de la comunidad de La Venta, los hermanos De la Cruz le quitaron 33 mil pesos.

Doña María dio 33 mil pesos, y una semana antes de la cita acudió por su dinero, pero los hermanos De la Cruz le dijeron que ese dinero ya estaba en México. "Me dijeron que había que ir a México por el dinero, y que era necesario que pagáramos para contratar el autobús para salir el martes", abundó. El martes 22 de julio cientos de personas esperaron durante horas, afuera de la casa que ocuparon durante un año los hermanos De la Cruz, pero ya estaba vacía.

Destaca el escritor Juan Rosas orgullo de hablar una lengua indígena

México, DF., (Notimex).- El autor Juan Rosas López, quien escribió “Apuntes de gramática nahua del municipio de Oteapan”, destacó que para mantener viva o rescatar una lengua es indispensable convencer a sus hablantes de que en ella se encuentra la raíz de su identidad, su forma de entender el mundo, sus costumbres y sus tradiciones.

Profundamente satisfecho de los primeros resultados de sus esfuerzos por evitar que el náhuatl de su pueblo se diluya, entre ellos el texto de referencia, Rosas afirma que otro paso importante consiste en quitar en las personas cualquier pena o vergüenza por hablar una lengua extraña al español.

“En las investigaciones que hice para escribir mi libro me di cuenta que en Oteapan, municipio del extremo sur de Veracruz cercano a Acayucan, buena parte de la población entendía, pero no hablaba el náhuatl, porque pensaba que al hacerlo se distraía de hablar bien el castellano, un hecho que es absolutamente falso”, dijo.

Rosas López, maestro jubilado con 62 años de edad, asegura que esta falacia es uno de los muchos mitos remanentes que propiciaron la extinción de muchas lenguas indígenas.

Afortunadamente, comentó, esa política limitante se ha acotado y el reconocimiento a la diversidad lingüística y cultural ha propiciado que los pueblos indígenas hallen mejores condiciones para hablar sus lenguas, afirmarlas o intentar rescatarlas del silencio y el ocultamiento.

La biografía intelectual del maestro Juan Rosas López prueba el acierto de su estrategia. Hijo de dos maestros de primaria -su madre oriunda de la Ciudad de México y su padre de Coatzacoalcos, Veracruz- creció sólo con el habla hispana hasta su juventud, advirtiendo sin embargo, que en su entorno regional también se hablaba náhuatl.

Ya convertido en profesor de primaria, como sus padres, se dedicó a aprenderlo para entender mejor la cultura de la región sur de Veracruz y poder dedicarse algún día a enseñarlo. La oportunidad llegó en 2003 cuando se jubiló y se dedicó a hacer su libro.“Apuntes de gramática nahua del municipio de Oteapan” es resultado de muchos años de aprendizaje oral, de investigaciones documentales y de campo (básicamente entrevistas con oteapenses de la tercera edad) y de las experiencias de un taller de lectura y escritura nahua que fundó hace cinco años.

Los resultados de su esfuerzo están a la vista: “La gente de Oteapan ya habla náhuatl en público, muchos jóvenes quieren aprenderlo y en lugar de vergüenza o pena, los oteapenses sienten orgullo de poseer dos lenguas en lugar de una sola”, dijo.

Las escuelas de primaria de Oteapan han incluido el texto del maestro Rosas López en sus bibliotecas escolares y probablemente el año próximo comience a dar un curso de esta lengua en la secundaria municipal, a solicitud de los estudiantes.

También es notable el interés que los medios de comunicación de la región, prensa escrita y radio, han mostrado por reivindicar esta habla indígena del Sotavento y el propósito de algunas autoridades escolares por fortalecer el sistema de educación bilingüe.

“Apuntes de gramática nahua del municipio de Oteapan” fue editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) a través del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), el ayuntamiento de Soteapan y la Coordinación Regional de Culturas Populares de Veracruz.

Ha sido presentado en dos ocasiones con la presencia de autoridades educativas y escolares del Conaculta y los gobiernos municipal de Oteapan y estatal de Veracruz. Una el 17 de abril y otra el pasado 4 de julio, en el marco de una reunión de representantes indígenas de once municipios del Sotavento organizada por la Universidad Intercultural de Huazahuatlán, Veracruz.

La lengua náhuatl tiene 1.5 millones de hablantes en 12 entidades de la República (Veracruz, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Guerrero, Morelos, Estado de México, Tlaxcala y la Ciudad de México). En Oteapan la hablan mil 500 personas.

“Yo siento un gusto enorme poder comunicarme en náhuatl en otros estados de la República. Pese a las dificultades de las muchas variantes que hay en el país, uno llega a entenderse bien”, dijo el maestro Juan, quien considera que los libros siempre serán un instrumento útil para el rescate o conservación de una lengua porque en ellos las palabras están memorizadas y bien grabadas y “no se las lleva el viento”.

Brindan servicios comunitarios en Temaxcaltepec

Santa María Temascaltepec, Oax., (Noticias de Oaxaca).- La Institución de Asistencia Privada (IAP) "Fondo para La Paz" ha extendido sus apoyos al ayuntamiento de Santa María Temaxcaltepec, municipio ubicado en plena Sierra Chatina, es en esta demarcación donde también ha desarrollado sus diversos programas, los cuales se dividen en cuatro áreas que son nutrición, salud, educación y generación de ingresos, actividades que se han venido desarrollando en beneficio de los habitantes de esta comunidad desde febrero del año pasado.

José Iván Laloth Mena y Said Omar Díaz Ortega, coordinador estatal y regional, zona costera, respectivamente, dijeron a NOTICIAS que dicha instancia además brindar sus servicios en la cabecera municipal, también se amplían "Cañada de Guadalupe", "San José las Delicias", "La Arena" y "Pie del Cerro" comunidades en donde se realizan treinta cuatro talleres de salud, además se otorgaron cuatrocientas diez estufas ecológicas, ochenta y cinco sistemas de almacenamiento de agua y doscientos cincuenta sanitarios ecológicos secos.

Fondo para la Paz, Sistema Estatal de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y autoridades municipales de Santa María Temaxcaltepec elaboraron una propuesta de colaboración para la conformación de un espacio alimentario, encuentro y desarrollo en la comunidad de Cañada de Guadalupe, espacio que tiene como finalidad proporcionar alimentos a familias de la localidad y un espacio que se ocupara de dar talleres y pláticas que tienen como objetivo mejorar la nutrición de todos sus habitantes.

Los informantes dijeron que a partir de este año Institución de Asistencia Privada ha implementado el Plan de Intervención Comunitaria (PIC), que tiene como objetivo generar condiciones para incrementar las opciones y capacidades de las personas que viven en las localidades rurales indígenas con menor desarrollo humano.

"Para cumplir este objetivo estamos llevando a cabo en cada una de las localidades que intervenimos un sistema denominado planeación participativa, que se basa en que las mismas personas de las localidades detecten y prioricen sus problemas comunitarios, y que desarrollen un proyecto que permita resolver esta problemática."

"En cada una de las comunidades se han creado comités de desarrollo comunitario que son los encargados de desarrollar la planeación participativa, siempre asesorados por nuestro personal...

Para asegurar que estos proyectos sean incluyentes y bien aprovechados por la comunidad hemos establecido una red de promotoras voluntarias, esta red tiene un núcleo básico formado por una promotora y diez familias", dijeron.

Cabe mencionar que la promotora se encarga de atender a sus familias realizando visitas domiciliarias de capacitación, monitoreo y evaluación de los proyectos, con esta vigilancia continua pretendemos asegurar que el dinero invertido en los proyectos llegue a quienes mas lo necesiten y sea aprovechado adecuadamente, cada una de las promotoras están supervisadas por un técnico comunitario, que es parte del personal de Fondo para la Paz.

Actualmente se cuenta con comités comunitarios en las agencias de Santa María Temaxcaltepec, además se está formando un comité en la cabecera municipal. Dentro de los problemas detectados por los comités de desarrollo comunitario en el municipio están el de alimentación, falta de alimentos, falta de empleos y servicios sanitarios, estos y otros programas también se aplican en los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Estado de México.

Xóchitl Gálvez va por gubernatura

Pachuca, Hgo., (Notimex).- Xóchitl Gálvez Ruiz, ex comisionada para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, anunció que alista su regreso a la escena política de Hidalgo para buscar la candidatura al gobierno estatal, la cual podría ser por cualquier partido político.

La ex funcionaria foxista reapareció en Pachuca durante un evento público al que asistió el gobernador Miguel Osorio Chong, para encabezar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, lo que causó la expectación de los asistentes.

Al término del evento, en entrevista dijo que está de regreso para contender por la gubernatura de su natal estado.

Descartó participar como candidata a una alcaldía en los próximos comicios electorales del 9 de noviembre, en los que habrán de renovarse los 84 ayuntamientos y, por el contrario, buscará ser candidata por algún partido político al gobierno hidalguense.

Insistió en competir en 2011 por la gubernatura de Hidalgo, “eso está decidido”.

Reiteró que “en dos años y medio me van a ver aquí”, tras justificar que por ahora realiza un trabajo diferente, el cual le dedica más tiempo a su empresa, que no le permite andar en la política local.

Dijo que su participación por la gubernatura se daría como ciudadana, con cualquiera de los partidos políticos que existen en la entidad, a pesar de no ser militante de alguno. PAN y PRD han manifestaron su intención de abrirle la puerta.

Conflicto entre etnias y el gobierno sonorense

Hermosillo, Son. (La Jornada).- La detención de Lorenzo Molina Buitimea, integrante de la autoridad tradicional yaqui, en la comunidad de Vícam Pueblo, al sur de Sonora, ha desatado un conflicto entre el gobierno estatal y algunos indígenas de las etnias Mayo, Guarijío y Yaqui.

Estos últimos tienen privados de su libertad a los policías Roberto Valenzuela Gaxiola y Víctor Méndez López para que liberen a Molina Buitimea, quien fue aprehendido el 30 de julio. Su esposa, Clara Cupis Mátuz, aseguró que su esposo fue acusado de robo pero en realidad esta en prisión por un conflicto político.

LA MARGINACIÓN SOCIAL DE LOS´TARAHUMARAS DE BATOPILAS

Por Ramón Corral Sandoval
Especial para Corresponsales Indígenas


Chihuahua, Chi.- No me explico el porqué los tarahumaras o rarámuris, auténticos y originales dueños del estado de Chihuahua, viven en cuevas de las barrancas o sierras, vestidos con harapos y alimentándose como en la Prehistoria, sirviendo como bestias de carga y soportando enfermedades, hambrunas y explotación.

En Batopilas observé indígenas tarahumaras en condiciones infrahumanas: sin la luz del alfabeto, cargando sobre sus espaldas muebles, vigas, bultos pesados, por el pedregoso “camino real”, desde el Mineral de La Bufa hasta el poblado de Batopilas, cuesta arriba y cuesta abajo, sin inmutarse y sin quejarse de nada. Los veía pasar todos los días por el “camino real” por un lado de mi salón de clases caminando solos o en pequeños grupos.

Al igual que los habitantes de la Misión de Satevó, los tarahumaras sufren de los mismos males y marginación social pero en mayor escala; los mestizos o “chabochis”, como nos llaman los tarahumaras nos sentimos “superiores” a los hermanos rarámuris y algunos moradores de la Misión de Satevó los creían inferiores porque estos indígenas se ponían apellidos de animales o cosas: Juan Ratón, Pedro Pitahaya, etc. Y así iban los tarahumaras a buen paso recorriendo el “camino real” cargando sobre sus espaldas pesados bultos y el gran peso de la marginación social.

El “camino real” es la vía de comunicación de la Barranca de Batopilas y de otras municipalidades vecinas; es la columna vertebral que une a todas las comunidades de la barranca y la sierra que en 1970 carecían de carreteras pavimentadas como las que existen en el altiplano y desierto chihuahuenses; en este 2008, la mayoría sigue en la misma situación.

1.- REPARTO DE COBIJAS EN LA MISIÓN DE SATEVÓ.

En 1972 bajaron de las serranías cercanas a la Misión de Satevó cientos de tarahumaras, se concentraron en el patio escolar y alrededor del templo en espera de que les fuera proporcionada una cobija. El gobierno federal cuyo titular era Luis Echeverría Álvarez envió un gran helicóptero con quinientas cobijas que beneficiaron a igual número de personas principalmente tarahumaras.

En el cuarto anexo a la Casa del Maestro de 25 m2 y en mi habitación fueron apilados los cobertores desde el piso hasta el techo; durante tres noches dormí en el pasillo estrecho que quedó entre los cobertores apilados.

El Comisario de Policía Dolores Gil Hermosillo recibió la orden de llamar a los tarahumaras de las serranías cercanas a la Misión de Satevó y por espacio de varios días éstos se presentaron para recibir el obsequio del gobierno de la república; la escuela fue utilizada para dicho trámite porque en esta pequeña comunidad no existe otra institución oficial.

2.- UNA HUELLA DIGITAL: ÚNICA CONSTANCIA DE SU EXISTENCIA.

Los tarahumaras sin pronunciar palabra firmaron de recibido en unos documentos especiales estampando la huella digital del dedo pulgar derecho; no sabían leer ni escribir y no tenían nombres ni apellidos, tal vez en su comunidad los llamaban o se comunicaban de alguna manera; eran chihuahuenses que no figuraban en el Registro Civil por lo que oficialmente no existían y casi ninguna autoridad se preocupaba por su status legal; nadie sabía las fechas de sus nacimientos, tal vez ni ellos; lo que era seguro eran sus fallecimientos en la Barranca de Batopilas en el interior de alguna cueva, en un jacal, a orillas del río, en algún atajo o en la profundidad de algún abismo o precipicio de esta irregular orografía, de lo cual tampoco quedaría constancia legal.

3.- COBIJAS NUEVAS PARA CUBRIR UNA MARGINACIÓN ANCESTRAL.

Los moradores que fueron a buscar a los tarahumaras a la Cumbre llamada “El Pajarito” y a otras serranías seguramente hablaron con los gobernadorcillos como Bernabé Herrera de la comunidad de “Buena Vista” o con Julio Noriega de “El Chilicote”. En los días en que desfilaron por el patio escolar centenares de tarahumaras desde lugares desconocidos en el mapa del estado de Chihuahua, pude observar sus rasgos físicos, conducta, hermetismo o introversión y desconfianza hacia los “chabochis”.

Desnutridos, de cuerpos demasiado delgados, piel reseca y lacerada por las inclemencias del tiempo, vistiendo harapos y descalzos los rarámuris volvían a sus comunidades con una cobija nueva de colores llamativos que contrastaba con sus rostros tristes, miradas perdidas y su miseria ancestral.

No he observado desde entonces a seres humanos tan callados, sufridos y marginados. Es de agradecerse lo que hizo el gobierno federal por los tarahumaras, supuestos dueños de los bosques chihuahuenses; pero la verdad es que nuestras etnias merecen un mejor destino y nivel de vida; cuando a estos humildes seres humanos se les da una limosna, es el pan de hoy y el hambre de mañana ya que son tantas sus carencias que estas cobijas recibidas solamente prodigaban un paliativo a su miseria ancestral; durante los días de la repartición de tan llamativos cobertores observé en vivo y a todo color los matices de la marginación social.

4.- LA SITUACIÓN DE LOS TARAHUMARAS.

Son los rarámuris y los antiguos tubares los que han conocido palmo a palmo, los caminos, veredas y atajos de las barrancas y sierras donde han dejado gran parte de su vida al recorrer a pie esas grandes distancias para ir a las tiendas de los “chabochis” a comprar manta, manteca y mercancías con el escaso dinero que obtienen por rentarse como si fueran animales de carga o por la venta de panelas o quesos que elaboran con la leche de las cabras si es que algunos las poseen o por la venta de hierbas medicinales mismas que utilizan para curar sus males.

Los tarahumaras de las barrancas no viven igual que sus hermanos de las partes altas de la sierra; los primeros viven en jacalones o en cuevas donde existen pinturas rupestres o huesos petrificados de seres humanos que hace miles de años probaron lo agreste e inhóspito de estas montañas y profundos cañones; son los descendientes de los rarámuris que ayudaron a los misioneros jesuitas a construir el templo de la Misión de Satevó, salidos de las cavernas de las barrancas donde nacieron y donde seguramente morirán; estos indígenas nunca han visto de manera directa los adelantos científicos y tecnológicos de la “civilización”; es lamentable decirlo pero entre más progreso económico existe en nuestro país las etnias y otros grupos sociales sufren más marginación; así lo percibía en 1970 y ahora en el 2008, esta cuestión sigue igual, pues oficialmente existen en México 60 millones de personas que viven en pobreza extrema.

Los tarahumaras de la Barranca de Batopilas en 1970, no eran mexicanos de cuarta ni de quinta o sexta categoría, sencillamente no encajaban en ninguna categoría socio-económica, porque cientos de ellos, por las condiciones en que los observé en la Misión de Satevó, me dio la impresión de que vivían en la Prehistoria, aunque el hombre había llegado a la Luna en julio de 1969.

Grant Shephered dejó claro en su texto que le parecían tristes, solos y abandonados los habitantes de la Misión de Satevó, pero los tarahumaras de las serranías vecinas a esta comunidad de plano no merecieron un estudio profundo o comentarios extensos para este escritor norteamericano quien escribió el libro “The Magnet Silver”. Históricamente los tarahumaras y otras etnias del estado de Chihuahua, ocupaban las tierras fértiles del altiplano chihuahuense, antes de la llegada de los españoles a estas tierras norteñas encabezados por Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, pero debido al miedo de ser exterminados por los conquistadores europeos, huyeron hacia la zona montañosa de la Sierra Madre Occidental.

Sin embargo el avance español llegó hasta las barrancas y las sierras, acompañados por los misioneros jesuitas, que realizaron su obra evangelizadora en las serranías y construyeron las misiones con ayuda de la mano de obra indígena.

5.- LAS CARRERAS DE BOLA.

Otro aspecto que conocí de los tarahumaras fueron sus fiestas religiosas que observé con destalle el 01 de febrero de 1971. Para esta descripción me basaré lo escrito en mi Diario. Lunes 01 de Febrero de 1971. “...Mis alumnos del turno vespertino del tercero y cuarto grados estaban muy inquietos dentro del aula escolar, se paraban y desde sus mesa-bancos se asomaban por la ventana para observar a los numerosos tarahumaras que transitaban por el “camino real” provenientes de las montañas cercanas a la Misión de Satevó para reunirse con otros que ya descansaban alrededor del templo y que habían llegado desde las serranías desde las primeras horas del día.

En breve iniciarían las Carreras de Bolas en vísperas de la celebración del “Día de la Candelaria”. A las 05:00 p.m opté por terminar las clases y mis alumnos presurosos corrieron atravesando el patio o cercado escolar, para luego tomar por el “camino real” hacia el sur, pasando el arroyo seco que divide a la comunidad en dos partes; en la parte sur se localiza el templo y a su alrededor estaban sentados en cuclillas numerosos rarámuris con su piel curtida por el sol, su atuendo singular y algunas prendas valiosas para apostar en las Carreras de Bolas.

También me enfilé hacia el templo para ver de cerca dicho encuentro festivo-deportivo; algunos moradores de la Misión de Satevó y un sinnúmero de tarahumaras descansaban recargados en el cercado de piedras del frente del templo: esperaban con atención el inicio de las Carreras de Bolas. La primera carrera fue de diez vueltas: así fue el acuerdo de los dos equipos contrincantes integrados por seis miembros. La bola era de madera del tamaño de una de béisbol, hecha con guásima o de palo rojo.

Con el pie derecho, cada equipo, con la bola reposando en el suelo trataría de aventarla hasta los puntos escogidos ex profeso, de ida y de vuelta, hasta completar diez vueltas. La carrera dio inicio y surgieron las apuestas (manta, velas, dinero, objetos de valor, etc.) por el equipo favorito: la partida fue en el lado poniente del templo: hacia el sur se llegaría hasta el puerto del panteón para completar una vuelta en el arroyo ubicado a unos cuantos metros al norte del templo.

Los equipos de tarahumaras representados con sus mejores corredores estaban listos en la meta de salida esperando ansiosos con su pelota de madera reposando en la tierra; esperaban la señal de partida, mientras los asistentes estaban a la expectativa reunidos en pequeños grupos platicando y riendo nerviosamente: cada vuelta duraría en promedio siete minutos.

Cuando la carrera dio inicio el público gritaba apoyando a su equipo y las palabras en rarámuri sobresalían al español hablado por los chabochis…”. Era la primera vez que era testigo de la algarabía que encerraba esta competencia entre los tarahumaras pero también que los veía contentos, debido a que no tienen muchos motivos para estarlo dada su marcada marginación social: palpé la gran resistencia física de esta etnia y dominio pleno del terreno montañoso, me sentí inferior frente a estos atletas indígenas, a pesar de que a mis diecinueve años de edad había caminado y recorrido distancias en forma suficiente debido a mi origen humilde, ya que mi familia nunca tuvo automóvil.

Después de más de una hora de dura competencia donde los participantes dieron muestra de una extraordinaria condición física el equipo ganador fue ovacionado a la manera de los rarámuris; riendo y apenas enseñando la dentadura, pero sin escandalizar. En ese momento el sol se estaba ocultando entre las montañas y quizá no lo había hecho porque deseaba esperar el desenlace de esta espectacular Carrera de Bola donde reunió a cientos de espectadores…”.

6.- HISTORIA DE LAS CARRERAS DE BOLA.

Algunos historiadores señalan que durante la Época Colonial, los corredores indios llevaban el correo desde la Ciudad de Chihuahua hasta el poblado de Batopilas por una distancia de 400 kilómetros de terreno abrupto en tres días; descansaban un día: efectuaban el regreso en tres días más. Por otra parte, lograr alcanzar a un venado a pie puede parecer imposible para cualquier persona, pero no para los tarahumaras, que desde su infancia son adiestrados para las carreras de larga distancia.

Las razones para dar tanta importancia a la Carrera de Bola son estrictamente sociales; las carreras tarahumaras a pie pueden durar días, ya que las piernas de los rarámuris son poderosas; también se prolongan por días las tesgüinadas.

Sin duda alguna, el alcoholismo, la tuberculosis y una desnutrición lacerante son los enemigos mortales que diezman a los tarahumaras; no obstante, pueden cargar sobre sus espaldas lo equivalente a lo que un arriero transporta en el lomo de una mula por el pedregoso “camino real”: así son los tarahumaras de la Barranca de Batopilas a los que tanto admiré en los dos años de mi estancia como maestro rural en la Misión de Satevó, tiempo que marcó para siempre mi interior y le dio un sello especial a mi forma de ser y de pensar. Por todo esto puedo concluir que los rarámuris son los chihuahuenses a los que más admiro y respeto.

7.- LAS DANZAS DE LAS PASCOLAS.

Una vez terminadas las Carreras de Bola se iniciaron los preparativos para la Pascola (danza de los tarahumaras) donde participaron los adultos al compás del violín y tambores. En esta ceremonia convivieron los rarámuris en una clara hermandad con los chabochis o mestizos, o sea, los moradores de la Misión de Satevó; al anochecer en el interior del enorme templo a la luz de las velas, cachimbas y teas noté alegres los rostros de los asistentes, algunos vistiendo vistosos atuendos, coloridos y llamativos recién elaborados para la ocasión; pronto dio inicio la música monótona de la Pascola, donde los niños se integraron a la fiesta colectiva danzando junto con los adultos quienes vestían atuendos para esta fiesta religiosa en forma multicolor.

Aunque varias personas no danzábamos, con nuestra presencia y respeto nos sentíamos integrados a esta fiesta pagano-religiosa: fue la primera vez que deseaba profundamente ser tarahumara para integrarme a su espiritualidad y poseer la nobleza de su alma…”.

8.- EL TESGÜINO.

“…A las 10:00 p.m. de ese 01 de febrero de 1971 después de observar durante dos horas a los incansables danzantes acompañé a Don Francisco Soto Fierro, presidente de la mesa directiva de la sociedad de padres de familia a tomar tesgüino en la casa de Aída Cruz Cruz, madre de mis alumnos Petra, Clotilde y Felipe Torres Cruz. Esta bebida elaborada con la fermentación de los granos de maíz es parte primordial de estos festejos: era la única forma en que podía ser partícipe de tan contagiosa alegría.

La mayoría de los moradores de la Misión de Satevó habían preparado tesgüino para brindarlo, en un gesto de hospitalidad a los danzantes y acompañantes; también lo elaboran los tarahumaras que habitan las montañas que rodean a esta comunidad y lo consumen como motivo general de sus fiestas y ceremonias religiosas pero además como válvula de escape para olvidar, al menos unas horas, su triste realidad y los problemas inherentes a la pobreza que sufren en forma ancestral; también consumen lechuguilla o bebida que se extrae de una especie de maguey o agave, y al sitio donde se realiza esta operación o proceso le llaman vinata.

Conforme fue transcurriendo la noche el tesgüino empezó a desinhibir a los rarámuris y chabochis mientras la danza cobraba más ritmo y el número de participantes aumentaba; en el interior del templo los danzantes de la monótona música de la Pascola, al ritmo del violín y tambores, parecían no conocer la fatiga; carcajadas y gritos se dejaban escuchar de parte de los chabochis y otros rarámuris que se encontraban en grupos pequeños en una notoria hermandad en esa noche fría en el exterior del templo a la luz y el calor de numerosas y grandes fogatas, en una notoria hermandad; me integré en uno de esos grupos después de que había observado a los danzantes en plena acción con sus atuendos vistosos; fue la primera vez que tomé tesgüino hasta marearme para experimentar y olvidar un poco mis problemas.

Me retiré en la madrugada porque la fiesta parecía no tener fin; en el trayecto a la Casa del Maestro pensaba que tanta algarabía y el ruido de los pascoleros me iban a servir de sedante para dormir profundamente, aunque los vasos de tesgüino que ingerí ya habían cooperado en algo con este propósito: eran las primeras horas del martes 2 de febrero de 1971, “Día de la Candelaria”…”.

9.- AL DÍA SIGUIENTE...

“…Caí como bulto de cemento en las tablas apoyadas en los mesa-bancos de mi cama improvisada; desperté a las 06:00 a.m. y desde el patio escolar, pude observar alrededor del templo y seguramente en el interior, cómo yacían muchos tarahumaras dormidos en el suelo soportando la resaca, pero además los había en los arenales del río donde al despertar beberían suficiente agua o la mezclarían con pinole en una lata usada; otros probablemente recostados a la sombra de la vegetación espesa que bordea a lo largo del “camino real” temprano se habían encaminado a sus pequeñas comunidades dispersas en esta parte de la Barranca de Batopilas donde moran en cuevas o jacales; el tesgüino y la jornada maratónica de la fiesta religiosa los habían dejado exhaustos.

Al mediodía, la mayoría de los rarámuris, después de comer algo en las viviendas de los moradores de la Misión de Satevó o de sus propios alimentos, como el pinole elaborado con maíz tostado y molido iniciaron el retorno a sus hogares…”.

10.-LA “GUERRA” CONTRA LA MARGINACIÓN SOCIAL.

“…Los tarahumaras seguirían con su rutina: comiendo raíces o ramas de diversas plantas de la región cuando la necesidad así lo ameritara, pescando bagres en el Río Batopilas o cazando pequeños roedores u otras especies de la fauna de la Barranca de Batopilas, para poder sobrevivir en el entorno de su lastimosa situación.

Numerosos indígenas dormidos en el piso de cualquier sombra, daban la impresión de que había terminado una batalla, en la cual los frentes enemigos habían cesado el fuego porque no quedaba alguien vivo que siguiera disparando desde las trincheras; el humo que se observaba por varios rumbos del templo, no era el de los cañones que al fin guardaban silencio tras cruento combate, sino que salía de los rescoldos de las grandes fogatas a punto de extinguirse mismas que habían dado luz y calor a los combatientes durante toda la noche; el templo de la Misión de Satevó había sido convertido en un campo de batalla para combatir y no sentir, por medio de la alcoholización de los sentidos, los ataques constantes de la pobreza y tristeza, de la desesperanza y el olvido, del abandono y marginación.

Este maestro rural, normalista estuvo en la mencionada batalla, pero solamente aguantó el fuego cruzado de unos cuantos vasos de tesgüino hasta la media noche por sus limitaciones personales e inexperiencia tan notable presente a sus 19 años de edad, para aguantar la agresiva embestida del enemigo llamado marginación social, monstruo de mil cabezas que ha sentado sus reales en esta región chihuahuense en forma más notoria, después de la Revolución Mexicana, movimiento social que no benefició gran cosa y que de paso acabó con la bonanza minera de la Barranca de Batopilas.

Mi falta de fortaleza en todos los aspectos me impidió vivir en toda su plenitud y valorar en todas sus dimensiones estas situaciones tan peculiares de las costumbres de los rarámuris: no serví ni para el arranque, fui carne de cañón; perdí esta batalla, pero no la guerra; mi entrega consciente a la labor docente al servicio de esta comunidad sería parte de la victoria que podría presentarse en un futuro no muy lejano, al ver a mis alumnos triunfando en la vida…”.

11.- MIÉRCOLES 21 DE OCTUBRE DE 1970.

La camarería que observé en el “Día de la Candelaria”, entre chabochis y rarámuris, no se observaba todo el año. Recuerdo que este día, el Comisario de Policía Dolores Gil Hermosillo, de la Misión de Satevó, hizo presos a dos tarahumaras que riñeron. Como castigo, los puso a limpiar de piedras el “camino real” y a desgranar maíz que ellos mismos cargaron desde la milpa o “rosa” del comisario, al que le pregunté el porqué de tal castigo para los indígenas: me dijo que eran cuñados y que se habían agredido físicamente porque el marido le dijo al cuñado que su hermana no sabía hacer cobijas.

12.- LOS TARAHUMARAS EN LA MISIÓN DE SATEVÓ.

Con frecuencia me visitaban hasta la escuela algunos tarahumaras con los que platicaba; sentía que me observaban con detenimiento y cierta curiosidad por ser tal vez de tez blanca y pelo castaño: intercambiaban miradas, se sonreían entre ellos sin dejar de conversar conmigo. Una de las tantas lecciones que aprendí de 1970 a 1972 en la Barranca de Batopilas, porque fue más lo que aprendí que lo que enseñé, es que existen chihuahuenses de quinta o última categoría social como nuestros hermanos rarámuris, tan olvidados y abandonados como los demás moradores de la región.

Muchos indígenas me aseguraban que las casas de adobe de los chabochis, no servían para vivir porque no son resistentes, debido a que las lluvias y los fuertes vientos las destruyen poco a poco y por eso decidían habitar en cuevas, como lo hacían sus antepasados; algunos tarahumaras que hablaban poco español con los que logré charlar me comunicaron más cuestiones de sus costumbres; me visitaban hasta el plantel escolar para venderme panelas de leche de cabra o hierbas medicinales y a otros los detenía en plena marcha por el “camino real” para platicar bajo la sombra del enorme mezquite del patio escolar que cubría parte de esta vereda; no era fácil charlar con ellos, al principio la mayoría me rechazó debido a que son muy desconfiados de los chabochis.

Y es que, desde la Época Colonial estos indígenas fueron despojados de sus mejores tierras de cultivo y obligados a huir a las serranías para no ser exterminados; después, hasta lo que es ahora la Sierra Madre Occidental llegaron los conquistadores a realizar actividades de minería esclavizándolos a pesar de su férrea oposición y realizar numerosas rebeliones; posterior al Movimiento de Independencia a las etnias les fueron arrebatados sus bosques y durante el Porfiriato la mayoría de sus integrantes fueron explotados, esclavizados y vejados al laborar involuntariamente como peones en las haciendas de los caciques o terratenientes de la época; durante la Revolución Mexicana, que costó un millón de vidas, gran porcentaje de la sangre derramada perteneció a campesinos e indígenas, lo que no fue suficiente para que salieran de su miseria ancestral.

Por estas causas históricas nuestros indígenas son muy herméticos; llevan en su cuerpo y espíritu, desde entonces como una herencia maldita, los estragos y huellas que les ha dejado la marginación social que en forma extrema los ha dañado en todos los aspectos. Por lo que observé desde mi primer viaje a la Sierra Tarahumara en 1968, cuando era estudiante de la Escuela Normal de Estado de Chihuahua, puedo concluir, sin temor a equivocarme que la mayoría de los integrantes de esta etnia de la Baja Sierra Tarahumara están condenados a vivir eternamente en la miseria: ojalá y que alguna persona me pudiera convencer de lo contrario.

13.- LA FORTALEZA DE LOS TARAHUMARAS.

Los tarahumaras parecen no inmutarse ante la extremada pobreza que padecen; estoicamente han soportado las agresiones de los intereses ambiciosos de las clases sociales que controlan el poder económico y por ende el poder político, las cuales desde tiempos remotos, les han arrebatado sus mejores tierras y bosques, pero no su fortaleza espiritual que les ha servido para poder permanecer en su región, para no ser desarraigados o exterminados, aceptando vivir en condiciones infrahumanas, vistiendo harapos, en calidad de esclavos o en la lastimosa marginación social, pero sin abandonar los bosques, ríos y arroyos, flora y fauna silvestres, montañas y cañones, barrancas y profundos abismos a lo que históricamente consideran de su propiedad; con tal de permanecer en su medio geográfico generacionalmente han soportado a través de la historia la hostilidad de grupos humanos, explotación, discriminación, hambrunas, epidemias, condiciones climatológicas extremas, sequías; han tenido que sobrevivir comiendo plantas y animales silvestres y habitar en jacales o en cavernas, porque sienten que todo lo que existe bajo el cielo azul, limpio y transparente de la Sierra Madre Occidental, les pertenece desde tiempos inmemoriales, antes de que los chabochis u hombres blancos invadieran sus dominios, con el pretexto de llevar a su región la “civilización” y el “progreso”, palabras que les resultan huecas, porque bajo este pretexto se les ha sumido en la más profunda miseria y despojo; por la fortaleza espiritual que observé en los tarahumaras de la Barranca de Batopilas y por el estudio histórico que realicé en el desarrollo social de esta etnia, aprendí cuando menos un poco, a sufrir en silencio, a dejar de llorar como si tuviera muerto tendido ya que los rarámuris han sufrido de verdad toda clase de calamidades y vejaciones; comprendí que la fortaleza de su espíritu se moldea bajo el sufrimiento callado y aunque nunca pude ser como ellos, ni siquiera para caminar, correr o nadar a su ritmo debido a su extraordinaria destreza o para soportar el frío, calor, fatiga, hambre o la sed bajo condiciones extremas, al menos hice el intento de imitarlos durante mi estancia en la Barranca de Batopilas, donde siempre estuvo a prueba mi inútil cuerpo y débil carácter.

14.- LOS MIRABA ATRAVÉS DE LA VENTANA DEL AULA ESCOLAR.

Siempre admiré de los tarahumaras de Batopilas su fortaleza física y espiritual, su filoso­fía y estoicismo que los hace resistentes a los tratos despóticos de los poderosos; su fortaleza física es tan sólida, que a pesar de la marcada marginación social que sufren, para mí siempre serán los mejores caminantes del “camino real” y de la vida; ellos cargaron sobre sus espaldas gran parte del progreso material de la Barranca de Batopilas en la construcción de las obras arquitectónicas en diferentes etapas históricas, construyendo caminos, trabajando en la minería o cargando diversos bultos y objetos pesados sobre sus espaldas para algunas personas pudientes de la región, que contrataban sus servicios por pagos injustos; la mayor parte de su carga la traían desde el Mineral de la Bufa hasta el poblado de Batopilas y en algunas ocasiones era para lugares más distantes; los observaba transitar por el “camino real” a través de la ventana grande del aula escolar, mientras atendía a mis alumnos, ya que los perros les ladraban demasiado a estos sufridos caminantes y nada podían hacer para espantar a los agresivos caninos porque les representaba mucho esfuerzo deshacerse momentáneamente de su carga; era cuando algún alumno me pedía permiso para salir de la clase para dispersar a dichos canes que al mismo tiempo interrumpían la lección por el escándalo que armaban; fueron los antecesores de estos indígenas los que fabricaron y cargaron sobre sus espaldas los miles de ladrillos rojos a grandes alturas, bajo la supervisión de los misioneros jesuitas para erigir los anchos muros, el campanario y las cúpulas de la nave arquitectónica que forman el templo de la Misión de Satevó.

Esta comunidad tiene un encanto especial, mágico y enigmático, presentando como techo a un transparente cielo azul, rodeada por cerros rojos y amarillos en un entorno físico de vegetación tupida, semi-selvática de un intenso verdor.
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Fuente: "RUMBO A BATOPILAS. MEMORIAS DE UN MAESTRO RURAL". 3a. EDICIÓN. Mayo de 2008. Corregida y aumentada a 250 páginas. Edición Conmemorativa de los "300 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE BATOPILAS".